En las últimas décadas, la medicina complementaria, en sus diferentes tipologías, está experimentado un aumento en el consumo por parte de la población así como un incremento en el desarrollo y oferta de nuevos productos terapéuticos. Todo ello favorece la creación de un mercado emergente bajo las premisas de libertad y competitividad, donde los pacientes pueden elegir sus preferencias terapéuticas según sus necesidades. Esta realidad debe adecuarse a un contexto sanitario en el que los diferentes métodos terapéuticos se integren bajo una regulación armonizada también para los profesionales de este colectivo, garantizando así su libertad de prescripción médica y de dispensación respectivamente. Esto supone un reto para las administraciones públicas que deben conferir seguridad jurídica e institucional para conciliar las diferentes alternativas según las necesidades de cuidado.
La homeopatía es una herramienta terapéutica utilizada como medicina complementaria o resolutiva cada vez más integrada de forma habitual en la práctica clínica para el cuidado de la salud del paciente. Esta práctica involucra la participación de varios agentes principales: el paciente, con su condición y características personales; el medicamento utilizado, con su composición y procedimiento de fabricación definidos, el médico, con el conocimiento del tipo de tratamiento más adecuado y el farmacéutico con un papel clave en el asesoramiento personalizado y de confianza al paciente. Todos ellos son necesarios para garantizar un acceso equitativo a los medicamentos homeopáticos.